Por Kim Potter
Dejen que sus raíces crezcan hacia él, y dejen que sus vidas se construyan en él. Luego, su fe crecerá fuerte en la verdad que se les enseñó, y se desbordarán con agradecimiento. Col. 2:7 Biblia El Mensaje
Hoy estuve pensando en un árbol que yo compré una vez. Era un sauce llorón, y yo adoro los sauces llorones, me recuerdan el lugar en donde crecí. A través de ese árbol el Señor me enseñó muchas cosas. Hoy quiero compartir algunas contigo. Déjame llevarte algunos años atrás, a compartir la historia de mi árbol contigo.
Una vez estaba en un vivero. Estaba buscando flores para sembrar en mi jardinera. Me di cuenta de que detrás del edificio había un árbol que se veía triste, era un sauce llorón. Como dije antes, siempre he amado a los sauces llorones, desde que era una niña. Yo camine a ver al árbol, parecía que estaba muerto.
Le pregunte al dueño el por qué el árbol estaba separado de las demás plantas. Yo quería saber porque lo habían puesto a un lado. Él me dijo que estaba casi muerto. Yo le pregunte ‘¿Cuánto cuesta?’ y él respondió, ‘oh, no cuesta mucho, lo puedes comprar por cinco dólares.’ Así que compre mi arbolito y me lo lleve a casa. Mi familia pensó que estaba loca. No sabía ni un poco de lo que Dios me iba a enseñar a través de ese pequeño árbol con poca vida.
Bueno, sembré mi palito (ni siquiera podía llamarse árbol) y comencé a hablarle vida. Cada día le hablaba a mi árbol y lo llamaba fuerte y alto. Yo lo plante donde el agua corría hacia él cada vez que llovía. Sabía que necesitaba el alimento de la lluvia. Oh, que mucho mimé a mi árbol. Y creció. Comenzó a crecer a un grado que me impresionaba. Sorprendía a todos. La gente me preguntaba ¿ese es aquel palito muerto? Y yo siempre sonreía y respondía ‘si, ese es.’ Así que mi árbol creció y se convirtió en un fuerte sauce llorón.
Un día estaba de tiendas con mi hija de fuera de la ciudad y recibí una llamada donde me decían que una fuerte tormenta azotó a nuestra casa y había destruido el sauce llorón. Me dieron que las raíces y todo el árbol se había salido de la tierra. Me dijeron que tenía que cortarlo y halarlo fuera del terreno. En ese tiempo el árbol tenía como un año. Comencé a conducir hacia mi casa, estaba como a una hora de ella. Yo comencé a hablar con Dios sobre mi árbol, de como yo había hablado vida sobre él y como había crecido fuerte, y yo me rehusaba a permitir que una tormenta me lo llevara.
Yo llame y les dije que estaba de regreso a la casa y que trataría de salvarlo. Me dijeron que no serviría de nada, que aun si pudiera salvarlo estaría muy débil después del daño que le ocasionó la tormenta, que no sobreviviría ni prosperaría.
Cuando mi hija y yo llegamos a la casa, era verdad que el árbol estaba completamente fuera de la tierra, con todo y raíces. En aquel tiempo era un árbol grande, como de 8 ó 9 pies de altura, quizás más. Mientras la tormenta todavía estaba furiosa, mi hija y yo amarramos una soga alrededor del árbol y comenzamos a halarlo y pusimos las raíces de vuelta en la tierra. Honestamente, no pensé que pudiéramos hacerlo, pero lo hicimos. Pusimos las raíces de nuevo en la tierra, levantamos el árbol y lo amarramos a una roca que podía sostenerlo, mientras él pudiera sostenerse otra vez por sí mismo.
La gente continuaba diciéndome que nunca viviría, pero lo logró. Ahora, cuando lo miro, se levanta aún más alto que la casa y es un árbol enorme, fuerte y hermoso. Fíjate, Dios comenzó a hablarme sobre ese árbol.
Fíjate, algunos de nosotros somos de la misma manera. Marginados. Contados por poco valor. Nos dijeron que nunca tendríamos nada y nos posicionaron detrás del edificio de la iglesia, lejos de todas las cosas lindas y preciadas de Dios. PERO DIOS. Pero Dios nos vio allí, y nos levantó y nos posicionó en el suelo de su palabra.
Luego comenzó a regarnos con agua y a hablar vida sobre nosotros cada día. Y comenzamos a crecer en Él. Nuestras raíces se profundizaron y crecimos fuertes, altos y hermosos. Entonces un día llego una tormenta. Y la gente decía ‘esta tormenta los va a destruir.’ Ellos declararon ‘miren, los han halado desde las raíces, no hay forma de que ellos puedan recuperarse de esta tormenta.’ PERO DIOS. Pero Dios llegó y Él con ternura, posicionó nuestras raíces de vuelta a su lugar, nos levantó, nos amarró a la roca sólida que es Jesucristo, y ÉL nos sostuvo en nuestro lugar hasta que nosotros nos pudimos sostener por nosotros mismos otra vez.
¿Tú te encuentras en una tormenta hoy? Mantente firme. Tú podrás soportar y atravesar la tormenta, y serás más fuerte que antes. Antes de que te des cuenta, la gente te estará mirando y asombrados declararan, ‘wau, yo jamás pensé que ellos sobrevivirán a esa tormenta.’ ¡Pero aquí están! Tú sobreviviste pero no solo sobreviviste, sino que prosperaste. Ahora eres un árbol, plantado bajo las corrientes de aguas, con raíces profundas y que da mucho fruto.
Dios nunca tuvo la intención de que la tormenta nos afectara. Él estaba allí, listo para levantarnos y poner de vuelta nuestras raíces firmes en la tierra de su palabra y permitir que fuéramos más fuertes que antes. Él lograra que seas un árbol fuerte, produciendo mucho fruto, y dando sombra y comodidad a aquellos en necesidad, confía en Él durante la tormenta. Cuando la tormenta haya pasado, sostente alto y declara las poderosas obras de Dios y Él de seguro permitirá que te conviertas en la persona fuerte que eres, a través y a pesar de la tormenta. ¡Alabado sea Dios!
Oración para Hoy: Padre, te doy gracias porque nos mantenemos en pie y firmes en Ti, a pesar de cada tormenta. Yo te doy gracias por habernos levantado y atado a la roca solida de Jesucristo – nosotros verdaderamente, podemos hacer todas las cosas mediante Cristo quien nos da las fuerzas. Gracias Padre, en el nombre de Jesús, Amen.
Revelaciones para Dar:
Amigos, ustedes dicen amar a aquellos quienes les ministran a ustedes – ¿los amas lo suficiente para apoyarlos en oración y con sus finanzas? ¿Los aman lo suficiente que cuando escuchan un rumor o chismes sobre ellos, se mantienen detrás de ellos y se reúsan a hablar maldad en su contra? ¿Los amas lo suficiente para apoyarlos durante las batallas de la vida – viendo su humanidad, viendo sus errores, pero amándoles y ayudándoles a continuar siguiendo a Dios?
Amor es una palabra de acción – puedes decir que amas a alguien pero tus acciones dicen otra cosa – mi amigo, eso NO es amor. Tú quisieras que fuera amor; tú quizás piensas que es amor, pero no es amor. Aquellos a quienes tu amas, los proteges, los nutres, los aprecias, hablas bien de ellos – es evidente en nuestras vidas a quienes en verdad amamos y a quienes no. No te equivoques en cuanto a eso. El dar es una extensión de amor. Dale hoy a esos a quienes amas. Dale hoy a alguien que es difícil de amar. ¿Cómo? Dándonos a nosotros en el Señor.