Esta mañana durante mi tiempo de oración, comencé a orar por el corazón del adorador. Yo soy una adoradora. Sin embargo, deseo el adorar más a Dios – no me refiero más a menudo, me refiero a más profundo. A menudo oro y le pido al Espíritu Santo que me muestre, me enseñe cómo adorar a Dios de una manera que le ministre a Su corazón. Ese es el clamor de mi corazón.
Siempre – desde el primer día – ha sido fácil para mí el adorar a Dios en un ambiente congregacional. Yo soy una de esas personas que tú ves en el altar adorando a Dios en vez de permanecer sentada en mi silla. Dios siempre me ha llevado a adorarlo en mis rodillas en ese tipo de ambiente. Entiendes lo que digo, cuando el espíritu de Dios es tan fuerte y se siente tan maravilloso que lo único que puedes hacer es adorarlo. Esos son los momentos que es más fácil adorarlo – en verdad que debería ser fácil para cualquier persona adorarlo durante esos momentos.
Ahora bien, si el único tiempo en que tú adoras en cuando te congregas, cuando la presencia de Dios está presente, ese no es el corazón de un adorador. La adoración es poderosa. Es un arma donde el enemigo ni siquiera puede morar con ella. Cuando tú adoras a Dios el enemigo no se queda a ver, eso yo te lo puedo asegurar. Cuando adoras tu entras al Lugar Santo, el lugar Secreto de Dios. En un lugar impresionante, un lugar de intimidad. Yo creo que esa es la razón por la cual el enemigo atenta en contra tu adoración. Él sabe que eso toca el corazón de Dios y que cuando tocamos a Dios, Él va a mover cielo y tierra para bendecirnos. Yo he visto y conozco ese toque – así que yo sé de lo que estoy hablando.
Sin embargo, debes estar dispuesto a adorar no importa lo que pase. Como dije, es fácil adorar a Dios en la iglesia y en su presencia y cuando todo nos va bien. ¿Pero, qué pasa el resto del tiempo, le adoras entonces? ¿Le adoras cuando las facturas están atrasadas? ¿Le adoras cuando tu vehículo no corre? ¿Le adoras cuando alguien te ha herido? ¿O vas donde Él quejándote y preguntándole, ‘por qué a mí Dios?’ Este es el tiempo cuando el verdadero adorador se distingue.
Yo ni siquiera puedo comenzar a pensar sobre adoración sin pensar en el Rey David. Él fue un hombre conforme al corazón de Dios. El adoraba a Dios aun cuando sus enemigos iban pisándole sus senderos. El adoraba a Dios cuando estaba solo en el medio del campo de las ovejas. El adoraba a Dios con todo su corazón cuando su esposa lo ridiculizaba por su relación con Dios. EL adoraba a Dios cuando no tenía comida y cuando tenía suficiente. Él fue un verdadero adorador.
Uno de esos momentos que más sobresalen en mi mente se encuentra en 2 Samuel 12. David había pecado contra Dios. Tuvo un hijo de su relación con Betsabé. Dios envió un profeta a decirle que él había sido juzgado y ese hijo iba a morir. David ayunó y oró y le suplicó a Dios que no muriera el niño, pero el niño murió. Lo que David hizo después es impresionante para mí.
La Biblia dice que él se levantó, se bañó y adoró a Dios.
Nada detuvo a David de adorar a Dios. Y nada nos debe detener a nosotros. Yo he adorado a Dios el día después de haber sepultado a mi padre, mi hermano y mi hermana. Yo he adorado a Dios cuando mi negocio cerró. Yo he adorado a Dios cuando parecía que todo mi mundo se hacía pedazos. Y según yo hago eso – Él siempre me sana y me lleva a un lugar más alto en Él. Él nunca me ha fallado mientras yo continúo adorándolo no importa lo que pase. Yo sé que El hará lo mismo por ti.
Un corazón conforme a Dios – eso debe ser nuestro deseo. El corazón de un adorador debería ser el deseo de nuestro corazón. Un corazón que adora en los tiempos buenos y en los tiempos malos. Un corazón como el de David.
Hay muchas maneras de adorar a Dios. Lo podemos adorar con alabanzas. Lo podemos adorar con palabras. Lo podemos adorar con nuestro tiempo. Lo podemos adorar con nuestra ofrenda. Lo podemos adorar con nuestro corazón, sin decir una palabra. Todo lo que yo sé es: ÉL es Dios y Él es digno de adoración – la adoración nunca debería ser condicional. Lo que quiero decir es que no deberías adorar a Dios sólo cuando las cosas te van bien, tú deberías adorarlo en todo tiempo – simplemente porque Él es Dios y es digno de ser adorado.
Usemos al Rey David como nuestro ejemplo y levantémonos, lavémonos y adoremos a Dios. Los resultados te van a asombrar.
Oración para Hoy: Padre, venimos frente a Ti hoy, con el corazón de un adorador. Te honramos y te damos gracias por Tu bondad y Tu fidelidad. Gracias por todo lo que has hecho y seguirás haciendo en nuestras vidas. No estamos pidiendo nada en estos momentos – estamos aquí para adorar Tu nombre. ¡Amén!